Desde mi sarcófago

muertos Becquer

 

Sí, tengo un amigo que me quiere…

Que me quiere y al que quiero pero…¿para qué ? ¡ Muy sencillo ! para sacar de mí lo mejor que tengo y que dado mi  natural empecinamiento de ver flor en cardo no es otra cosa que hacerlo con esas gafas con que me parió la  madre de quien heredé esa gracia que nuestro Nobel Jacinto Benavente definió como «una tristeza que no puede llorar y sonríe» 

Se llama ironía y hay quien es maestro en su ejercicio.Precisamente a él debo la palabra que me encanta porque tan bien define personal circunstancia  que aquellos que no ven más allá de sus ojos sólo entenderán como el lugar en que habito aunque para esta B.B. y ahora más que nunca sea mi lugar de confort  ¡ mi sarcófago ! 

Y no estoy muerta, no,que ni somos ni estamos muertos los que disfrutamos de nuestro sarcófago. Quizá seamos pocos pero en ellos vivimos y soñamos. Yo lo  hago en paz, sin decir nada a nadie de lo que es y lo que era.Tampoco de lo que será si, como en estos momentos, mi antena de sorgiña  de pacotilla no barrunta tiempos de tan rosa,cursi  y falso romanticismo como el que acaba con beso de » fueron felices y comieron sushi» ¡ Ay amigo Bécquer , mejor no salgas de tu sarcófago , que hoy incomodarías tanto como incomoda el políticamente incorrecto romanticismo del que tú fuiste adalid ! 

    “La sociedad perdona a veces al criminal, pero no perdona nunca al soñador” 

Lo afirmó  Mark Twain que no conoció al sevillano Gustavo Adolfo ni a esta entreverá que cumpliendo sueños más que años, mantiene su capacidad de asombro- uséase, que no se siente vieja-y asombro siente estos días en que azar y paradoja juegan al corro azuzados por el «okupa coronado»  (léase Covid 19)

No, no es que me vayan a asombrar las consecuencias letales de ese «cojonavirus» que siembra el pánico. Desde hace más de cinco décadas llevo conviviendo con la muerte que nunca fue ni será deseada compañera de viaje y aunque hasta el día de hoy nos respetamos ,siempre seré quijote adarga en ristre contra ella. Frente a ella pánico nunca. Precaución toda .Por ello ¡ que no se entere !

No, mi asombro obedece a esa inaudita preocupación de tantos. Por cierto, sí «Tenemos el mejor gobierno que el dinero puede comprar » -de nuevo la ironía de Twain- y será por ahorrar estos días en que tan vergonzosamente estamos sufriendo los recortes pero olvidado se ha  el recorte de políticas correcciones del » todos y todas «

Desde mi sarcófago, decía y digo de mi perplejidad cuando en él llevo tanto tiempo de silencio que es olvido para quien mi recuerdo  no ha merecido un abrazo, una llamada para un simple «¿cómo estás? «,  un » nos vemos el día…»

Desde mi sarcófago, decía y digo también de mi ¿tristeza? ¿indignación? ¿decepción? cuando he pasado en él tiempo de soledad, duelo, desánimo y nadie salvo quienes hoy puedo ya contar como míos con dos o a lo sumo tres dedos de una mano, han sido y estado. Hubo quien me lo quiso enseñar ya hace un tiempo  y hoy , poco a poco, voy aprendiéndolo a golpes: 

Jamás le pidas a nadie lo que no está dispuesto a ofrecerte

  

bty¡ Ay del miedo !

Cierto, también me quiso enseñar que en esta sociedad de  vino y rosas «Hay muy buenas protecciones contra la tentación, pero la más segura es la cobardía.» ( también lo dijo Twain) y cobardía es huir de la muerte a la que yo he olido para tantos tontos ¡ Qué necedad la de quien cree que escondiendo el agua desaparecerá la sed !

https://wordpress.com/post/florencardo.wordpress.com/2426

Desde mi sarcófago y ante la súbita demanda de tantos como ahora se preocupan sobre si estoy infectada por el «cojonavirus», dónde estoy o si llorando por sus rincones , respondo con palabras de Oscar…Wilde

«Discúlpeme, no le había reconocido: he cambiado mucho.» Tanto, que no le «conozgo» que dirían en mi pueblo manchego.   

Podría responder también ! Que os den morcilla ! pero mejor no, por si acaso me la piden. Además «La buena educación consiste en esconder lo bueno que pensamos de nosotros y lo malo que pensamos de los demás.» Otra reflexión de don Oscar que hoy voy a hacer mía para así evitar denunciar de forma clara y rotunda mi sentir. Que cada persona, si de verdad lo es, piense si su empatía es más»golfi» que las joyas que se venden en los mercadillos.

Que cada una obre como le venga en gana ¡ faltaría más ! pero, por favor, no lavéis vuestras conciencias en mi sarcófago. No es que me importe,de verdad ¡ es que estoy sin lejía y haría falta tanta…

Mejor, y puesto que la primavera ha venido y hoy es el Día Mundial de la Poesía, disfrutemos de ella. ¿ Que no son buenos tiempos para la lírica? Discrepo, son los mejores para con ella ver flor en cardo.

bty

¿Cuánto vive el hombre, por fin?

¿Vive mil días o uno solo?

¿Una semana o varios siglos?

¿Por cuánto tiempo muere el hombre?

¿Qué quiere decir «Para siempre»?

Preocupado por este asunto
me dediqué a aclarar las cosas.

Busqué a los sabios sacerdotes,
los esperé después del rito,
los aceché cuando salían
a visitar a Dios y al Diablo.

Se aburrieron con mis preguntas.
Ellos tampoco sabían mucho,
eran sólo administradores.

Los médicos me recibieron,
entre una consulta y otra,
con un bisturí en cada mano,
saturados a aureomicina,
más ocupados cada día.
Según supe por lo que hablaban
el problema era como sigue:
nunca murió tanto microbio,
toneladas de ellos caían,
pero los pocos que quedaron
se manifestaban perversos.

Me dejaron tan asustado
que busqué a los enterradores.
Me fui a los ríos donde queman
grandes cadáveres pintados,
pequeños muertos huesudos,
emperadores recubiertos
por escamas aterradoras,
mujeres aplastadas de pronto
por una ráfaga de cólera.
Eran riberas de difuntos
y especialistas cenicientos.

Cuando llegó mi oportunidad
les largué unas cuantas preguntas,
ellos me ofrecieron quemarme:
era todo lo que sabían.

En mi país los enterradores
me contestaron, entre copas:
«-Búscate una moza robusta,
y déjate de tonterías».

Nunca vi gentes tan alegres.
Cantaban levantando el vino
por la salud y la muerte.
Eran grandes fornicadores.

Regresé a mi casa más viejo
después de recorrer el mundo.

No le pregunto a nadie nada.

Pero sé cada día menos.

Pablo Neruda

 

Soledad y multitud seguirán siendo deberes
elementales del poeta de nuestro tiempo.

Sí, don Pablo , por eso a casi TODOS los que gratuítamente me piden, aconsejan, y ¿ por qué no decirlo? envidian en estos que para TODOS deseo cortos días, no voy a tomarlos en cuenta y desde la soledad de mi sarcófago y con mi más pérfido enemigo, voy a seguir en el empeño ¡ VIVIR Y DEJAR VIVIR, que no es poco.

 Todos me piden que dé saltos,
que tonifique y que futbole,
que corra, que nade y que vuele.
Muy bien.

Todos me aconsejan reposo,
todos me destinan doctores,
mirándome de cierta manera.
Qué pasa?

Todos me aconsejan que viaje,
que entre y que salga, que no viaje,
que me muera y que no me muera.
No importa.

Todos ven las dificultades
de mis vísceras sorprendidas
por radioterribles retratos.
No estoy de acuerdo.

Todos pican mi poesía
con invencibles tenedores
buscando, sin duda, una mosca,
Tengo miedo.

Tengo miedo de todo el mundo,
del agua fría, de la muerte.
Soy como todos los mortales,
inaplazable.

Por eso en estos cortos días
no voy a tomarlos en cuenta,
voy a abrirme y voy a encerrarme
con mi más pérfido enemigo,

Pablo Neruda.